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martes, 24 de febrero de 2015

Desenmascarando los designios sutiles del Diablo




“Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” (1 PEDRO 5:8.)

La manera como Satanás obra
 No se nos deja a oscuras en cuanto a la manera como Satanás obra. “No estamos en ignorancia de sus designios”, explicó el apóstol Pablo (2 Corintios 2:11). Esto quiere decir que Satanás está concentrando su atención en nosotros... está pensando en nosotros y usando toda idea maliciosa suya para conseguir que dejemos de servir a Dios. ¿No es ése un asunto serio? Pero en la Biblia tenemos una historia completa de los designios de Satanás, es decir, de sus ardides, intrigas y estrategia, de modo que no hay razón para que alguien no sepa nada al respecto. Un buen soldado estudia batallas históricas del pasado y aplica de modo provechoso lo que aprende. De igual modo, ‘como excelentes soldados de Cristo Jesús’, podemos estudiar las diferentes tácticas de Satanás y así evitar que cualquiera de sus métodos de obrar nos coja de sorpresa. (2 Timoteo 2:3.)
Con el tiempo los agentes de Satanás trataron brutalmente y mataron a Jesús (Juan 19:1; Mateo 27:49, 50). Y Jesús predijo respecto a sus seguidores: “Los entregarán a ustedes a tribulación y los matarán” (Mateo 24:9). No obstante, esos ataques de frente son a menudo contraproducentes y resultan en que los perseguidos siervos de Dios tengan aún más celo por Su servicio (Hechos 5:41, 42). Por consiguiente, con mayor frecuencia Satanás emplea otros métodos —designios sutiles— para quebrantar la integridad de los siervos de Dios.
 La Biblia señala a esos designios sutiles cuando anima a hacer lo siguiente: ‘Estén firmes contra las maquinaciones del Diablo’ (Efesios 6:11). La palabra griega que aquí se vierte “maquinaciones” se refiere a “artimañas” (Versión Valera [1977]). El hecho de que Satanás es maestro del engaño, además de ser sumamente mañoso y astuto, también lo indica la Biblia al decir: “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz”. (2 Corintios 11:14.)
 Considere la primera maquinación de Satanás que tuvo éxito. Cuando abordó a Eva, él no trató de argüir que Dios aprobaría el que ella se comiera el fruto prohibido. Jamás convencería a Eva de eso. Así que Satanás hizo que el fruto le pareciera muy deseable a Eva. Le dijo que el comerlo realmente mejoraría la situación de ella, y puso ante ella una expectativa atrayente. “Tendrán que ser como Dios”, dijo él (Génesis 3:5). Eva cedió a la tentación de Satanás. Cultivó un deseo incorrecto, el cual la llevó a pecar. (Santiago 1:14, 15.)
 Satanás sigue usando astucia y maña, tal como escribió el apóstol Pablo: “Tengo miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de ustedes sean corrompidas y alejadas de la sinceridad y castidad que se le deben al Cristo” (2 Corintios 11:3). Si las insinuaciones de Satanás no fueran tan sutiles, es improbable que hubiera tantas bajas en la batalla. Él presenta de continuo diversiones tentadoras mientras trata sutilmente de interesarnos en cosas que con el tiempo suprimen nuestra espiritualidad. Su objetivo es debilitarnos para que poco a poco dejemos a IEVE, o para que un ataque de frente tenga éxito en quebrantar nuestra integridad a Dios.
Los métodos de Satanás pueden compararse con los de un pescador que utiliza cebos para atrapar peces. El pescador experimenta para averiguar cuál cebo atrae a los peces. Claro, cuando los peces pican, no se dan cuenta de que hay un anzuelo tras el cebo. ¿Qué hay de nosotros? ¿Estamos enterados de los cebos que Satanás usa? ¿Comprendemos plenamente las consecuencias de ‘caer en el anzuelo’? ¡No se deje engañar! ¡Satanás y sus demonios son enemigos reales y están decididos a atraparnos! De modo que nunca olvide que “el mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo”. Él ha cegado la mente de la mayoría de las personas para que no se den cuenta de ese hecho. No permita que él ciegue la suya. (1 Juan 5:19; 2 Corintios 4:4.)
Una forma sutil de espiritismo
 ¿Recuerda usted la ocasión en que otros ángeles se unieron a Satanás en rebelión contra IEVÉ? Fue poco antes del Diluvio. La Biblia revela que las atractivas hijas de los hombres sirvieron de cebo para atraer a los ángeles, (no que ellas fueran puestas allí como cebo sino que en su pensar contrario a su existencia se rebelaron contra su Creador) estos ángeles quisieron experimentar algo que para ellos como criaturas de otra raza era contranatural ya que ellos no tienen sexo (no son ni macho ni hembra). Algunos de ellos abandonaron sus posiciones de servicio celestiales para venir a la Tierra a tener relaciones sexuales con aquellas hermosas mujeres. Lo que hicieron fue tan incorrecto como los actos homosexuales que cometieron las personas de Sodoma y Gomorra (Génesis 6:1, 2; Judas 6, 7). Cuando cayeron las aguas del Diluvio, los ángeles se deshicieron de sus cuerpos materializados y regresaron al cielo. Aunque se les privó de la habilidad de volver a materializar cuerpos humanos para satisfacer sus deseos sexuales contranaturales, aquellos ángeles han estado muy activos corrompiendo moralmente a la familia humana. El gran aumento que ha habido hoy en toda clase de inmoralidad sexual es un resultado directo del que a ellos se les haya echado del cielo y limitado a la vecindad de la Tierra. (1 Timoteo 4:1; Revelación 12:9, 12.)
El cebo de la inmoralidad sexual siempre ha sido uno de los medios principales que el Diablo ha usado para corromper a las personas que sinceramente quiere hacer la voluntad de Dios registrada en su Palabra. Poco antes que Israel, el pueblo de Dios en la antigüedad, hubiera de entrar en la Tierra Prometida, Satanás utilizó a las atractivas moabitas como señuelo para apartar a los israelitas del servicio a IEVÉ. Miles de israelitas “cayeron en el anzuelo” y cometieron fornicación, y, como consecuencia, se les dio muerte por su pecado (Números 25:1-3). Respecto a esa ocasión, a los cristianos verdaderos se les advierte: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día” (1 Corintios 10:7, 8, 11). Este designio sutil de Satanás surtió efecto en aquel tiempo, y está surtiendo efecto hoy día. Se entrampan a más personas por inmoralidad sexual que por todas las demás razones juntas.
 Pero, puesto que los siervos de IEVÉ saben que las leyes de Dios están en contra de la fornicación y el adulterio, ¿por qué se envuelven en tales cosas muchos de ellos? Bueno, ¿por qué desobedeció Eva la ley de Dios? Porque Satanás hizo que tal proceder pareciera sumamente atrayente; era una oportunidad que ella creyó que no podía dejar pasar. Del mismo modo hoy día, a través de sus medios de propaganda  el N.O.M y La N.E.—la televisión, las películas cinematográficas, la prensa, y así por el estilo— se da la impresión de que la fornicación y el adulterio no son solamente excitantes y agradables, sino también aceptables. De modo que si usted intenta morder el cebo que se presenta a través de los medios de propaganda de Satanás, ¿qué ocurrirá? ¡Puede que usted, también, “caiga en el anzuelo”!
Evite el modo de pensar independiente
 Desde el mismo principio de su rebelión, Satanás puso en tela de juicio el modo como Dios hace las cosas. Promovió el modo de pensar independiente. ‘Puedes decidir por ti misma lo que es bueno y lo que es malo’, dijo Satanás a Eva. ‘No tienes que escuchar a Dios. Él realmente no te está diciendo la verdad’ (Génesis 3:1-5). Hasta el día de hoy, uno de los designios sutiles de Satanás ha sido contagiar de ese modo de pensar al mundo entero. (2 Timoteo 3:1, 13.)
 ¿Cómo se manifiesta ese modo de pensar independiente? Una manera común es poniendo en duda el consejo que suministra la Palabra visible de Dios. Y otra es no hacer caso de las advertencias con respecto a escuchar ciertos tipos de música inmoral e insinuante, y sobre el frecuentar discotecas y otros tipos de salones de baile mundanos donde se toca esa música y se sabe que las personas participan en conducta inmoral (1 Corintios 15:33). No obstante, ciertas personas han creído saber más sobre el asunto. Se han rebelado contra tal consejo y han hecho lo que está bien según su propio punto de vista. ¿En qué ha resultado eso? Muchísimas veces tales personas han llegado a cometer inmoralidad sexual y han sufrido grave daño espiritual. Pero aun si no les hubiera afectado así, ¿no serían ellas reprensibles si otras personas siguieran su ejemplo y sufrieran malas consecuencias? (Mateo 18:6.)
 Nunca se recalca demasiado este hecho: Estamos en guerra contra enemigos sobrehumanos, y constantemente necesitamos tener presente eso. Satanás y sus demonios son reales; no son simples productos de la imaginación. Son “los gobernantes mundiales de esta oscuridad”, y tenemos una lucha espiritual contra ellos (Efesios 6:12). Es absolutamente vital que nos demos cuenta de sus designios sutiles y no permitamos que éstos nos engañen. Es muy apropiado, entonces, que consideremos lo siguiente ¿cómo podemos armarnos para pelear contra estos espíritus inicuos?

“Tenemos una lucha, [...] contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (EFESIOS 6:12.)
MIENTRAS existan los espíritus inicuos y el mundo que está bajo el control de ellos, tenemos que luchar para no caer bajo su influencia. El apóstol Pablo escribió: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las [artimañas] del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”. (Efesios 6:11, 12.)
La lucha contra la inmoralidad sexual
 Como se ha notado anteriormente, uno de los principales métodos que utilizan los espíritus inicuos para causar bajas en la batalla es el inducir a los cristianos a participar en inmoralidad sexual. Procuran corromper el deseo sexual con el que Dios nos ha dotado... deseo que debe satisfacerse únicamente dentro del matrimonio. Hoy, los espíritus inicuos han logrado crear casi por todas partes un ambiente seductor, como también situaciones en las que el cristiano se siente tentado a tener relaciones sexuales fuera del arreglo matrimonial. ¿Qué armadura nos ayudará a luchar contra este ataque de los espíritus inicuos?
Es vital tener puesta “la coraza de la justicia”. En toda ocasión, tenemos que estar resueltos a hacer lo que IEVÉ dice que es correcto (1 Corintios 6:18). José tuvo puesta esta armadura. Cuando la esposa de Potifar, que estaba enloquecida por el deseo sexual, siguió rogándole día tras día, diciendo: “Acuéstate conmigo”, José dijo: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?” (Génesis 39:7-12). Al igual que José, nosotros también tenemos que pensar en las consecuencias de participar en la conducta inmoral en la que nuestro ‘corazón traicionero’ tal vez desee que participemos. (Jeremías 17:9.)
 Primero, debemos considerar cómo afecta a Dios el que quebrantemos su ley. Satanás se ha mofado de IEVÉ al afirmar que los seres humanos no permanecerían fieles a Él bajo pruebas. Por eso IEVÉ insta: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio” (Proverbios 27:11). Reflexione sobre lo siguiente: ¿Quiere usted violar la ley de Dios, de modo que Satanás quede feliz y Dios quede triste (Salmo 78:38-41)? Si usted realmente ama a nuestro Creador, ¿cómo podría hacer semejante cosa? Considere también qué es lo sabio hacer. IEVÉ es el único que puede darle vida eterna. Por eso ¿no sería lo sabio hacer la voluntad de él? (1 Juan 5:3; Romanos 6:23.)
En realidad, los cristianos que sucumben al ataque de Satanás han perdido la visión espiritual. Su falta de visión o vista espiritual puede compararse a la situación en la que se encontró el servidor de Eliseo. Recuerde lo que Eliseo oró a favor de él: “Oh Jehová, ábrele los ojos, por favor, para que vea”. Y el servidor vio, “y, ¡mire! la región montañosa estaba llena de caballos y carros de guerra de fuego todo alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:15-17). ¿Reconoce usted quién está mirándonos? Es IEVÉ, y también Cristo y los ángeles (Salmo 11:4; 34:7; Hebreos 1:14; Mateo 18:10). Estamos en un escenario teatral, por decirlo así. (Compare con 1 Corintios 4:9.) Si una persona mantiene este punto de vista bíblico, ¿cómo podría participar en actos de mala conducta sexual, sabiendo que hay quienes están observando sus mismísimas acciones desde arriba?
Además, considere cómo afectaría la reputación a las personas cristianas con las que usted se relaciona  el que usted siguiera un proceder inmoral. Las personas de afuera pudieran concluir que no son nada diferentes de la gente del mundo y, como resultado de esto, dichos observadores quizás no respondan favorablemente al mensaje dador de vida (2 Pedro 2:2). Considere también el sufrimiento que pudiera ocasionar a los miembros de su familia el que usted siguiera un proceder inmoral (Proverbios 10:1). Y, si usted está casado o casada, pregúntese: “¿Cómo podría yo cometer semejante crueldad para con mi cónyuge? ¿Qué clase de persona soy yo?” Si se consideran todos los factores, ¿no es verdad que el cometer inmoralidad sexual es un proceder totalmente egoísta, falto de perspicacia e insensato?
 Es cierto que no siempre es fácil evitar la mala conducta. El mismo apóstol Pablo luchó toda la vida contra los malos deseos a los que había estado esclavizado en un tiempo. Escribió: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo” (1 Corintios 9:27; Tito 3:3). Pablo era severo consigo mismo. Se obligaba a hacer lo que era correcto, aun si su cuerpo deseaba hacer lo que era incorrecto. Usted tiene que hacer lo mismo si ha de tener éxito en la lucha.
Para estar totalmente armado se necesita también pedir la ayuda de Dios por medio de orar con regularidad (Efesios 6:18). Pero, no se puede pedir ayuda en oración y luego leer literatura inmoral, asistir a películas inmorales, coquetear o soñar despierto con alguien del sexo opuesto. ¡Hay que esforzarse por lo que se solicita en oración!