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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Hebreos 1:6


¿Cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que dice que a todos los ángeles se les manda que adoren a Jesús?
Hebreos 1:6 dice: “Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios le adoren.’” Aquí el escritor de Hebreos está citando del Salmo 97:7, que dice (en parte): “Inclínense ante él, dioses todos.” La Versión de los Setenta, de la cual evidentemente citó este escritor, dice: “Adoradlo todos vosotros Sus ángeles.”—C. Thomson.
Parece que estos textos hacen surgir un problema porque parecen estar en pugna con la declaración llana de Jesús a Satanás el Diablo: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.’”—Mat. 4:10.
La palabra griega que se vierte “adoren” en Hebreos 1:6 es proskyneo. Esta palabra griega también se usa en el Salmo 97:7 en la Versión de los Setenta para traducir la palabra hebrea shahhah. ¿Cuál es el sentido de estos términos hebreo y griego?
Shahhah significa básicamente “inclinarse.” (Pro. 12:25) Este inclinarse pudiera hacerse como un acto de respeto hacia otro, hombre, como a un rey (1 Sam. 24:8; 2 Sam. 24:20) o a un profeta. (2 Rey. 2:15) Abrahán se inclinó ante los hijos cananeos de Het de quienes trataba de comprar una sepultura. (Gén. 23:7) La bendición de Isaac sobre Jacob exigía que grupos nacionales y los propios “hermanos” de Jacob se inclinaran ante él.—Gén. 27:29; compare con 49:8.
De esos ejemplos se desprende claramente que este término hebreo en sí no necesariamente tiene un sentido religioso ni significa adoración. No obstante, en un número grande de casos sí se usa en relación con adoración, ya sea del Dios verdadero (Éxo. 24:1; Sal. 95:6) o de dioses falsos.—Deu. 4:19; 8:19.
El inclinarse ante hombres como acto de respeto era aceptable, pero el inclinarse ante alguien que no fuera Jehová como deidad estaba prohibido por Dios. (Éxo. 23:24; 34:14) De manera semejante, el inclinarse en son de adoración a imágenes religiosas o a alguna cosa creada estaba condenado positivamente. (Éxo. 20:4, 5; Lev. 26:1; Deu. 4:15-19) Por eso, en las Escrituras Hebreas, cuando ciertos siervos de Jehová se postraron ante ángeles, solo lo hicieron como expresión de reconocer que éstos eran representantes de Dios, no como rindiéndoles homenaje como deidades.—Jos. 5:13-15; Gén. 18:1-3.
La palabra griega proskyneo corresponde estrechamente con la palabra hebrea shahhah en cuanto a transmitir la idea tanto de homenaje a criaturas como de adoración a Dios o una deidad. Aunque la manera de expresar el homenaje quizás no sea tan prominente en proskyneo como en shahhah, en el cual caso el término hebreo transmite gráficamente la idea de postrarse o inclinarse, algunos lexicógrafos sugieren que originalmente el término griego sí representaba enfáticamente esta idea.
Como sucede con el término hebreo, hay que considerar el contexto para determinar si proskyneo se refiere a homenaje solo en forma de respeto profundo u homenaje en forma de adoración religiosa. Cuando se hace referencia directamente a Dios (Juan 4:20-24; 1 Cor. 14:25) o a dioses falsos y sus ídolos (Hech. 7:43; Rev. 9:20), es evidente que el homenaje va más allá del que se rinde aceptable o acostumbradamente a hombres y entra en el campo de la adoración. Así, también, cuando no se menciona específicamente el objeto del homenaje, se entiende que se dirige a Dios. (Juan 12:20; Hech. 8:27; Heb. 11:21) Por otra parte, se ve claramente que la acción de los de la “sinagoga de Satanás” a quienes se hace “venir y rendir homenaje” delante de los pies de los cristianos no es adoración.—Rev. 3:9.
Se halla mención de rendir homenaje a un rey humano en la ilustración de Jesús registrada en Mateo 18:26. También es evidente que ésta fue la clase de homenaje que los astrólogos rindieron al niño Jesús, “el que nació rey de los judíos,” y también la clase que Herodes profesó que tenía interés en expresar, y que los soldados en son de burla rindieron a Jesús antes que fuera fijado en el madero. Claramente ellos no consideraban a Jesús como Dios o como una deidad.—Mat. 2:2, 8; Mar. 15:19.
Aunque algunos traductores usan la palabra “adorar” en la mayoría de los casos donde proskyneo describe acciones de personas para con Jesús, la evidencia no justifica el que uno le atribuya más de lo debido a la palabra traducida así. Más bien, las circunstancias que originaron el homenaje corresponden muy estrechamente a las que produjeron el homenaje que se rindió a los profetas y reyes de tiempos antiguos. (Compare Mateo 8:2; 9:18; 15:25; 20:20 con 1 Samuel 25:23, 24; 2 Samuel 14:4-7; 1 Reyes 1:16; 2 Reyes 4:36, 37.) A menudo las mismísimas expresiones de los que estuvieron envueltos en estos casos revelan que, aunque claramente reconocían a Jesús como representante de Dios, no le rendían homenaje, como a Dios o una deidad, sino como al “Hijo de Dios,” el predicho “Hijo del hombre,” el Mesías con autoridad divina.—Mat. 14:32, 33; 28:5-10, 16-18; Luc. 24:50-52; Juan 9:35, 38.
Aunque profetas de tiempos anteriores y también ángeles habían aceptado homenaje, Pedro detuvo a Cornelio y no dejó que se lo rindiera a él. Y el ángel (o ángeles) de la visión de Juan dos veces interrumpió a Juan y no dejó que lo hiciera, refiriéndose a sí mismo como un “coesclavo” y concluyendo con la exhortación: “Adora a Dios.”—Hech. 10:25, 26; Rev. 19:10; 22:8, 9.
Evidentemente la venida de Cristo había introducido nuevas relaciones que afectaban las normas de conducta para con otros que eran siervos de Dios. Cristo enseñó a sus discípulos que “uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos . . . su Caudillo es uno, el Cristo.” (Mat. 23:8-12) Pues era en él que las figuras y tipos proféticos se cumplían, tal como el ángel le dijo a Juan que “el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar.” (Rev. 19:10) Jesús era el Señor de David, el mayor que Salomón, el profeta mayor que Moisés. (Luc. 20:41-43; Mat. 12:42; Hech. 3:19-24) El homenaje rendido a aquellos hombres prefiguró el homenaje que le correspondía a Cristo. Por lo tanto Pedro correctamente rehusó dejar que Cornelio le diera demasiada importancia.
Así, también, Juan, en virtud de haber sido declarado justo o justificado por Dios como cristiano ungido, llamado para ser hijo celestial de Dios y miembro del reino de su Hijo, estaba en una relación diferente en cuanto al ángel (o ángeles) de la revelación que los israelitas a quienes antes se les aparecieron ángeles. Como había escrito el apóstol Pablo: “¿No saben ustedes que juzgaremos a ángeles?” (1 Cor. 6:3) El ángel (o ángeles) evidentemente reconoció este cambio de relación cuando rechazó el homenaje de Juan.
Por otra parte, Cristo Jesús ha sido ensalzado por su Padre a una posición que solo es secundaria a la de Dios, para que “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo de la tierra, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.”—Fili. 2:9-11; compare con Daniel 7:13, 14, 27.
Tomando en cuenta todo esto, ¿cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que muestra que hasta los ángeles rinden ‘adoración’ al resucitado Jesucristo? Aunque muchas traducciones de este texto vierten proskyneo como ‘adorar,’ algunas lo vierten con expresiones como “que . . . se inclinen delante de” (The Bible—An American Translation) y “dénle homenaje” (Besson). Sin importar qué término español se use, el griego original sigue siendo el mismo y el entendimiento de qué es lo que los ángeles rinden a Cristo tiene que concordar con el resto de las Escrituras.
Si se prefiere la traducción ‘adorar,’ entonces debe entenderse que esa ‘adoración’ solo es de una clase relativa. Pues Jesús mismo enfáticamente le declaró a Satanás que “es a Jehová tu Dios que tienes que adorar [forma de proskyneo], y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado” (Mat. 4:8-10; Luc. 4:7, 8) Es cierto que el Salmo 97, que el apóstol manifiestamente cita en Hebreos 1:6, se refiere a Jehová Dios como el objeto del ‘inclinarse,’ y sin embargo este texto es aplicado a Cristo Jesús. (Sal. 97:1, 7) No obstante, el apóstol previamente había mostrado que el Cristo resucitado había llegado a ser el “reflejo de su gloria [la de Dios] y la representación exacta de su mismo ser.” (Heb. 1:1-3) Por consiguiente, si lo que entendemos por ‘adoración’ es dirigido evidentemente al Hijo por ángeles, en realidad está siendo dirigido por medio de él a Jehová Dios, el Gobernante Soberano, Aquel “que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de aguas.”—Rev. 14:7; 4:10, 11; 7:11, 12; 11:16, 17; compare con 1 Crónicas 29:20; Revelación 5:13, 14.
Por otra parte, las traducciones “que . . . se inclinen delante de” y “dénle homenaje” (en vez de ‘adórenle’) no están de ninguna manera en desacuerdo con el idioma original, ya sea el hebreo del Salmo 97:7 o el griego de Hebreos 1:6, porque esas traducciones transmiten el sentido básico tanto de shahhah como de proskyneo.