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domingo, 24 de enero de 2010

LOS DOS TESTIGOS EN EL TIEMPO DEL FIN

Los dos testigos en el tiempo del fin

Hasta mientras se les huella, estos leales no cesan de dar testimonio en contra de este mundo inicuo y les advierten a sus líderes de la inminente ejecución de la sentencia de Jehová. Por eso, la profecía pasa a decir: “‘Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco’. Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros, y están de pie delante del Señor de la tierra”. (Revelación 11:3, 4.)
Estos cristianos ungidos fieles necesitaran la cualidad de aguante, porque tienen que profetizar “vestidos de saco”. ¿Qué significó esto? En los tiempos bíblicos el saco frecuentemente simbolizaba duelo. El llevarlo puesto indicaba que el usuario estaba abatido por el dolor o la angustia. (Génesis 37:34; Job 16:15, 16; Ezequiel 27:31.) El saco se asociaba con los mensajes dolorosos de condenación o aflicción que los profetas de Dios tenían que proclamar. (Isaías 3:8, 24-26; Jeremías 48:37; 49:3.) El vestirse de saco podía indicar humildad o arrepentimiento ante la advertencia divina. (Jonás 3:5.) El saco que llevaran los dos testigos parece indicar su aguante contra las adversidades con humildad mientras anuncien los juicios de Jehová. Serán testigos que proclamaran Su día de venganza que traerá duelo también a las naciones. (Deuteronomio 32:41-43.)
La clase Elías tiene que predicar este mensaje por un tiempo claramente indicado: 1.260 días, o 42 meses, el mismo período de tiempo durante el cual la santa ciudad será hollada. Parece que este espacio de tiempo es literal, puesto que se expresa de dos modos diferentes, primero en meses y después en días. Este evento ocurre precisamente en el día del Señor (Revelación 1:10.) Predicarán un mensaje que envuelve dolor, como “de saco”, sobre el hecho de que Jehová juzgara a las organizaciones religiosas, gobiernos políticos, al comercialismo opresivo y al mundo entero con la sentencia final.
El hecho de que fueran simbolizados por dos testigos nos confirma que su mensaje será exacto y bien fundado. (Compárese con Deuteronomio 17:6; Juan 8:17, 18.) Juan los llama “los dos olivos y los dos candelabros”, y dice que “están de pie delante del Señor de la tierra”. Esta es una referencia clara a la profecía de Zacarías, quien vio un candelabro de siete ramas y dos olivos. Se dijo que los olivos representaban a “los dos ungidos”, es decir, al gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué, ‘que estaban de pie al lado del Señor de toda la tierra’. (Zacarías 4:1-3, 14.)
Zacarías vivía en un tiempo de reedificación, y su visión de los dos olivos significaba que Zorobabel y Josué serían bendecidos con el espíritu de Jehová para fortalecer al pueblo para su obra. La visión del candelabro le recordó a Zacarías que no ‘despreciara el día de las cosas pequeñas’ porque los propósitos de Jehová se efectuarían... “‘no por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Zacarías 4:6, 10; 8:9.) El grupo de cristianos que con persistencia llevará la luz de la verdad a la humanidad durante la Gran Tribulación Mundial será empleado, de dos modos, una como testigos en el caso de acusación en contra del mundo satánico y la segunda por el efecto de su testificar será semejante a una obra de reedificación. Ellos también serán fuente de estímulo y, pocos como serán, aprenderán a confiar en la fortaleza de Jehová, a no despreciar el día de comienzos pequeños.
El que se diga que son dos testigos también nos recuerda la transfiguración. En aquella visión, tres apóstoles de Jesús lo vieron en la gloria del Reino, acompañado por Moisés y Elías. Esto representó que Jesús se sentara en su trono glorioso en ese tiempo para efectuar una obra prefigurada por aquellos dos profetas. (Mateo 17:1-3.) Apropiadamente, se ve ahora que los dos testigos ó los Elías, ejecutan señales que nos hacen recordar las de Moisés y Elías. Por ejemplo, Juan dice de ellos: “Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar”. (Revelación 11:5, 6a.)
Esto nos recuerda la ocasión en que algunos desafiaron la autoridad de Moisés en Israel. Aquel profeta profirió palabras candentes de juicio, y Jehová destruyó a los rebeldes, consumiendo a 250 de ellos por fuego literal que cayó del cielo. (Números 16:1-7, 28-35.) De manera similar, los líderes mundiales de la política, del imperio religioso y del comercialismo opresivo, lanzarán un desafío contra ellos diciendo que estos nunca se han graduado en universidades teológicas y por lo tanto no son merecedores de crédito. Pero los dos testigos de Dios tendrán credenciales superiores como ministros otorgadas por el Creador y dueño absoluto de todas sus cosas creadas.
Como prueba de ello veamos lo ocurrido en los días del profeta Elías.
En los días de los reyes de Israel, este profeta proclamó una sequía como expresión de que Jehová estaba indignado contra los israelitas que adoraban a Baal. La sequía duró tres años y medio. (Y Elías el tisbita, de los habitantes de Galaad, procedió a decir a Acab: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!”.1 Reyes 17:1; 18:41-45; Lucas 4:25; Santiago 5:17.) Después, cuando el infiel rey Ocozías envió soldados para obligar a Elías a entrar en su presencia real, el profeta pidió que bajara fuego del cielo y consumiera a los soldados. Solo cuando un comandante militar mostró el debido respeto a su puesto de profeta consintió Elías en ir con él a donde el rey. (2 Reyes 1:5-16.) De igual manera, el Elías futuro ungido llamará atención, denodadamente acerca del juicio ardiente que se ejecutará al tiempo de “la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor”. (“Porque, ¡miren!, viene el día que está ardiendo como el horno, y todos los presuntuosos y todos los que hacen iniquidad tienen que llegar a ser como rastrojo. Y el día que viene ciertamente los devorará —ha dicho Jehová de los ejércitos—, de modo que no les dejará raíz ni rama mayor. Malaquías 4:1, 5;
¡Mira! Vienen días —es la expresión del Señor Soberano Jehová—, y ciertamente enviaré un hambre al país, un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de Jehová. Amós 8:11.)
Juan pasa a decir lo siguiente acerca de los dos testigos: “Y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Revelación 11:6b.) Para persuadir a Faraón de que enviara en libertad a Israel, Jehová utilizó a Moisés para golpear con plagas —entre ellas el convertir el agua en sangre— al opresivo Egipto. Siglos después los filisteos, enemigos de Israel, recordaron bien los actos de Jehová contra Egipto, y clamaron: “¿Quién nos salvará de la mano de este majestuoso Dios? Este es el Dios que fue golpeador de Egipto con toda suerte de matanza [“toda suerte de plagas”, Nácar-Colunga; “toda plaga”, Reina-Valera Revisada] en el desierto”. (1 Samuel 4:8; Salmo 105:29.) Moisés representó a Jesús, quien tuvo autoridad para pronunciar los juicios de Dios sobre los líderes religiosos de su tiempo. (Mateo 23:13; 28:18; Hechos 3:22.) Y durante la Gran Tribulación Mundial que viene los Elías, los dos testigos, continuaran denunciando lo mortífero de “las aguas” que el sistema satánico sirve a sus rebaños.
Muerte de los dos testigos
Esta plaga sobre los Pilares del Sistema será tan severa que, después que los dos testigos hallan profetizado por 42 meses vestidos de saco, la clase poderosa (para identificarlos solicite la información a pié de página) del Sistema usará su influencia mundana para hacer que se les ‘de muerte’. Juan escribe: “Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra”. (Revelación 11:7-10.)
Esta es la primera de 37 referencias en Apocalipsis ó Revelación a una bestia salvaje. Más adelante haremos un examen más detenido de esta bestia y otras. Por ahora, que baste decir que “la bestia salvaje que asciende del abismo” es algo producido por Satanás, un sistema de cosas político vivo. (Compárese con Revelación 13:1; Daniel 7:2, 3, 17.)
En los tiempos bíblicos era una terrible indignidad el que no se enterrara a un muerto en una tumba conmemorativa. (Salmo 79:1-3; 1 Reyes 13:21, 22.) Por eso, el que se deje sin enterrar a los dos testigos significara gran vituperio para ellos. En el candente clima de Palestina, un cadáver en la calle, en público, realmente empezaría a heder después de tres días y medio literales. (Compárese con Juan 11:39.) Así, este detalle de la profecía indica la vergüenza que tendrán que soportar los dos testigos. Serán denunciados públicamente por suficiente tiempo como para que lleguen a ser un hedor a los habitantes de “la gran ciudad”. Pero ¿qué era esta “gran ciudad”?
Juan nos da algunas indicaciones. Dice que Jesús fue fijado en un madero allí. Por eso, inmediatamente pensamos en Jerusalén. Pero también dice que la gran ciudad se llama Sodoma y Egipto. Pues bien, en cierta ocasión se llamó “Sodoma” a la Jerusalén literal por sus prácticas inmundas. (Isaías 1:8-10; compárese con Ezequiel 16:49, 53-58.) Y a veces se usa a Egipto, la primera potencia mundial, como representación de una parte dominante de la séptima potencia mundial existente en nuestros días. (Isaías 19:1, 19; Joel 3:19.) Por lo tanto, esta gran ciudad representa a una “Jerusalen” contaminada que afirma adorar a Dios pero que se ha hecho inmunda y pecaminosa, como Sodoma, y que es parte de este sistema de cosas mundial satánico, como el moderno Egipto EEUU, y el equivalente moderno de la antigua babel, (todas las religiones que dan su apoyo a la ONU) organización prostituta con sus hijas cuyos miembros tendrán tanta razón para regocijarse cuando impongan silencio a la perturbadora predicación de los dos testigos.
¡Resucitados!
La prensa pública se unirá al clero en difamar al Elías de Dios; Sin embargo, ¡nada podría estar más lejos de la verdad! Los dos testigos no permanecerán muertos. Leemos: “Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: ‘Suban acá’. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron”. (Revelación 11:11, 12.)
Como se ve, tendrán una experiencia parecida a la de los huesos secos en el valle que Ezequiel visitó en una visión. Jehová sopló sobre aquellos huesos secos, y estos cobraron vida y suministraron un cuadro del renacimiento de la nación de Israel después de 70 años de cautiverio en Babilonia. (Ezequiel 37:1-14.) Estas dos profecías, la de Ezequiel y la de Apocalipsis ó Revelación, tendrán un notable cumplimiento en estos tiempos modernos, cuando Jehová devuelva a la vida vibrante a sus “difuntos” testigos.
¡Qué sacudida experimentaran los que los persigan! De súbito, los cadáveres de los dos testigos cobraran vida y actividad de nuevo. Será una píldora amarga la que tendrán que tragarse aquellos clérigos y políticos y más cuando ellos se hallen en total libertad de la muerte violenta y no puedan matarlos de nuevo.
Juan describe el efecto sacudidor que tendrá en la gran ciudad la rehabilitación de ellos: “Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto, y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo”. (Revelación 11:13.) Realmente habrá grandes sacudidas en el campo religioso. El terreno parecerá moverse debajo de los pies de los líderes de las iglesias establecidas cuando este cuerpo de cristianos revivificados empiecen a trabajar en un puesto superior celestial para ejecutar sentencia. La décima parte de su “ciudad” —figurativamente 7.000 personas— es afectada tan profundamente que se dice que fue muerta.
La expresión “la décima parte de la ciudad” nos recuerda que en cuanto a la antigua Jerusalén Isaías profetizó que un décimo sobreviviría como descendencia santa a la destrucción de la ciudad. (Isaías 6:13.) De manera semejante, el número 7.000 nos recuerda que cuando Elías pensó que él era el único que permanecía fiel en Israel, Jehová le dijo que, en realidad, todavía había 7.000 personas que no se habían doblado a Baal. (1 Reyes 19:14, 18.) En el primer siglo el apóstol Pablo dijo que estos 7.000 representaron al resto de los judíos que habían respondido a las buenas nuevas acerca de Cristo. (Romanos 11:1-5.) Estos textos bíblicos nos ayudan a entender que los “siete mil” y la “décima parte de la ciudad” de Revelación 11:13 son los que responden a los restablecidos dos testigos y abandonan la pecaminosa gran ciudad. Por decirlo así, mueren con referencia a la política, la religión de la ONU la Nueva Era. Sus nombres habrán sido borrados de las listas de miembros de la cristiandad y otras religiones.
Pero ¿cómo es que “los demás [del conglomerado de religiones] dieron gloria al Dios del cielo”? Ciertamente no es por abandonar su religión apóstata y hacerse siervos de Dios. Más bien, es como se explica en Word Studies in the New Testament, de Vincent, al considerar la expresión “dieron gloria al Dios del cielo”. Allí se declara: “La frase no significa conversión, ni arrepentimiento, ni acción de gracias, sino reconocimiento, lo cual es su sentido usual en las Escrituras. Compárese con Josué 7:19 (Septuaginta); Juan 9:24; Hechos 12:23; Romanos 4:20”. Para mortificación de la Nueva Era, tendrán que reconocer que el Dios Verdadero de la Biblia habrá ejecutado un gran acto al restaurarlos.
Esto nos llevará a recordar y repetir las palabras del pueblo cuando Elías triunfó sobre los devotos de Baal en el monte Carmelo: “¡Jehová es el Dios verdadero! ¡Jehová es el Dios verdadero!”. (1 Reyes 18:39.)
Pero ¡escuche! Juan nos dice: “El segundo ay ha pasado. ¡Miren! El tercer ay viene pronto”. (Revelación 11:14.) Si las religiones mundiales habrán sido sacudidas por lo que va acontecer, ¿qué harán cuando se anuncie el tercer ay, el séptimo ángel toque su trompeta y finalmente termine el secreto sagrado de Dios? (Revelación 10:7.)
[Notas]
El “abismo” (griego: á•bys•sos; hebreo: tehóhm) se refiere simbólicamente a un lugar de inactividad. (Véase Revelación 9:2.) Sin embargo, en sentido literal puede referirse también al vasto mar. La palabra hebrea suele traducirse “profundidad acuosa”. (Salmo 71:20; 106:9; Jonás 2:5.) Así puede verse que la “bestia salvaje que asciende del abismo” es lo mismo que la “bestia salvaje que asciende del mar”. (Revelación 11:7; 13:1.)
Note que al examinar ahora las experiencias del pueblo de Dios parece que mientras que los 42 meses representan tres años y medio literal, los tres días y medio no representan un período literal de 84 horas. Probablemente se menciona dos veces (en los versículos 9 y 11) el período específico de tres días y medio para recalcar que sería solo un período corto al compararse con los tres años y medio literales de actividad que los precedieron.
Compárese cómo se usan las palabras “muerto”, “morir” “morí” “vivir” “vivieran” y “vida” en textos como Romanos 6:2, 10, 11; 7:4, 6, 9; Gálatas 2:19; Colosenses 2:20; 3:3.
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